Géneros literarios, géneros de la vida

Índice.

1. Narrar, cantar, dramatizar: los géneros de la vida.
1.1. Los géneros discursivos estéticos: para no olvidar.
1.2. El Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad: ritos y tradición oral.
2. Los géneros estéticos de la tradición oral: una tentativa de clasificación.
2.1. Canto y lírica interpersonal: bodas, amistad y trabajo.

a) Cantos de bodas y de amistad.
b) Cantos de trabajo.
c) Cantos femeninos: no solo temas o melodías "de mujeres".
d) Polifonía.
e) Cantos religiosos o litúrgicos, individuales (monodia) o colectivos (polifonía).
2.2. Narración oral popular: del chamanismo al monólogo dramático.
2.3. Epopeya y poesía conmemorativa: ritos de autoafirmación colectiva.

a) Epopeya.
b) Danzas y discursos ceremoniales.
2.4. Drama y máscara ritual: mímesis agonística entre varios personajes.
a) Rituales religiosos.
b) Ritos de iniciación.
c) Teatro cómico popular, asociado a los carnavales.
d) Teatro de marionetas.
2.5. Quizá lo más importante: cruce de géneros, encuentro entre clases sociales, relación intercultural y mezcla.
3) Los géneros literarios, clásicos y modernos.
3.1. El origen de los géneros literarios.
3.2. Los géneros literarios que permanecen vivos.
3.3. Esquema teórico de los géneros literarios.
3.4. Un esquema incompleto o abierto: los géneros históricos.

a) Narrativa oral y novela.
b) Poesía lírica cantada y recitada.
4) El aprendizaje a través de los géneros y los géneros del aprendizaje.
4.1. El origen del canon literario.
4.2. La singularidad de las obras contemporáneas: cruce de memorias y formas, vidas narradas.
4.3. Los géneros del aprendizaje.

1. Narrar, cantar, dramatizar: los géneros de la vida.

Desde que somos niños/as, aprendemos a comunicarnos por medio del canto, la narración y el drama o la dramatización. Nos los enseñan las personas cercanas: padres y madres, familiares, maestros/as, al mismo tiempo que desarrollamos la capacidad de lenguaje.
La madurez emocional es necesaria a cualquier persona. La Literatura y otras artes (el cine, las artes plásticas) no son una pasión inútil. Sirven para comprender a los demás y a sí mismo/a, gracias a la identificación con los personajes (la narración), la expresión agradable o desagradable, profunda o frívola, de las emociones humanas (la lírica) y la reflexión sobre el modo en que nos relacionamos unos con otros (el drama).

1.1. Los géneros discursivos estéticos: para no olvidar.

En todas las culturas hay una amplísima gama de géneros discursivos, aun cuando los tipos de texto formales sean semejantes en todas ellas: narrativo, descriptivo, expositivo, argumentativo, instructivo, normativo.
La mayoría de esos discursos están condicionados y atados al contexto: una esfera social en la que aparecen (familia, escuela, trabajo, etc.) o una situación comunicativa típica (saludo y despedida, viaje, etc.); lo cual implica que su uso en otras condiciones sería impertinente.
Además, hay algunos marcos culturales relevantes que exigen mayor formalidad; es decir, imponen unas reglas de construcción formales mucho más estrictas, sin las cuales los textos producidos, e incluso sus emisores, no serían aceptados. Por lo general, están asociados a rituales religiosos, políticos o sociales: una liturgia religiosa, la diplomacia o la relación con los poderosos en las sociedades autoritarias; pero también los tribunales, el periodismo o la escuela en una sociedad democrática. No obstante, el valor comunicado en un marco cultural no depende de su fijación o su conservación fanática sin alteraciones. Siempre es posible cambiar las reglas, aun cuando no deje de haberlas.
Los marcos culturales ritualizados tienen una influencia considerable en el concepto que tienen las personas de sí mimas, en la medida que dejan huella en su memoria (auto)biográfica: por ejemplo, la iniciación en la escuela, en una comunidad religiosa o en un deporte; las bodas y, curiosamente, los divorcios; un juicio o la participación en un acontecimiento público retransmitido por los medios.
Además, dentro de esos marcos sociales hay que distinguir algunos géneros que adquieren valor por sus propias producciones y por su efecto puramente placentero, de manera que adquieren cierta autonomía con respecto al contexto. Se trata de los géneros estéticos, a los que hemos llamado "géneros de la vida", porque tienen un sustrato en nuestra dotación genética como seres humanos, comparable al lenguaje o a los números: cantar, narrar, dramatizar (también escuchar y contemplar), de un modo que nos atrae, nos conmueve y nos entusiasma.
Vamos a conocer algunos ejemplos paradigmáticos entre las tradiciones orales todavía vivas, que la UNESCO ha incluido en una especie de canon mundial o universal de lo que la Humanidad no debe olvidar. Podríamos destacar algunos de sus rasgos:
1. Aun cuando se produzcan en un contexto o una situación comunicativa determinada: bodas, fiestas, liturgia, acontecimiento público, se convierten en hechos inolvidables y se incorporan a la memoria cultural colectiva. Pueden reproducirse en otros contextos, ya sea en reuniones sociales de cualquier otra índole, en el ámbito familiar o en la intimidad.
2. Caracterizan la identidad cultural de las personas que los recuerdan y simbolizan su pertenencia a una comunidad social y política.
3. Cualquier persona, o la mayoría de ellas, puede emocionarse durante su actuación bien realizada, de acuerdo con unas reglas formales de interpretación. Es decir, se obtiene un placer estético.
4. Si se conservan y se reproducen fuera de su contexto original es porque son capaces de concentrar la atención y generar una situación única y un universo propio, por el valor de su forma estética
a) conservan su organización o sus motivos, gracias a la memoria colectiva de la comunidad o un grupo de intérpretes especializados que los fijan o transmiten; 
b) se organizan usando estructuras y capacidades genéticas de cualquier ser humano: el ritmo y la rima, las estructuras narrativas (funciones, personajes, intriga), las máscaras o los gestos que simbolizan emociones.
c) representan por medio de la ficción mundos posibles en muy diversas circunstancias, ya sean mundos reales y/o espirituales, realistas o fantásticos.

1.2. El Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad: ritos y tradición oral.

Hay que recuperar el sentido de los rituales que reúnen a una comunidad o a un pueblo, con independencia de las ideologías. No sólo la Literatura, también las religiones (todas ellas respetables), los ritos o la ética civil en los movimientos sociales nos permiten reconocer y exaltar los valores que orientan la vida hacia su plena realización: el amor, la solidaridad, la generosidad, la justicia, el perdón, la reconciliación.
Podemos descubrir algunos de los ritos o prácticas seculares que se han conservado por tradición oral (es decir, por la transmisión de una generación a otra), gracias a que la UNESCO los ha reconocido e incorporado al "Patrimonio Inmaterial de la Humanidad".
Como todos los cánones que se proponen para seleccionar las obras de arte o las obras literarias, ya sean universales o nacionales, los criterios manejados dejan fuera mucho más que lo conocido y asumido.
La UNESCO propuso y consiguió la aprobación por los Estados miembros de la ONU de una Convención específica en 2003. Como era de esperar, son los Estados y sus instituciones quienes promueven proyectos para que sean aprobados y, en consecuencia, incluidas tales o cuales manifestaciones culturales dentro de la "lista" del Patrimonio Inmaterial.
Por el contrario, la ciencia etnográfica o la Historia oral se preocupan por recoger documentos de la enorme diversidad cultural de nuestra especie, sin otro filtro que su autenticidad. Frente a ese caudal inmenso, que configura una especie de Museo Universal de las culturas, el Patrimonio Inmaterial significaría apenas una gota en el océano.
Sin embargo, la Convención de la UNESCO no se limita a recoger testimonios aislados, por muy valiosos que sean, sino que obliga a los Estados a promover de forma activa la continuidad de las tradiciones y las comunidades que le han dado origen.
En nuestra época son demasiados los agentes y los intereses que se contentarían con conservar documentos o testimonios de aquellas culturas que, al mismo tiempo, están contribuyendo a exterminar. Así pues, no es suficiente con crear museos, privados o públicos, para que las tradiciones sobrevivan y sigan produciendo experiencias y aprendizajes en seres humanos que se alimentan de ellas. 
Aquí tenéis acceso a las listas de reproducción que representan el Patrimonio Inmaterial en el canal de la UNESCO, tal como se ha ido nutriendo año tras año: 200820092010201120122014.


2. Los géneros estéticos de la tradición oral: una tentativa de clasificación.

Aunque se trata de una empresa imposible, vamos a ensayar una posible clasificación del elenco reunido hasta ahora por la UNESCO. 

2.1. Canto y lírica interpersonal: bodas, amistad y trabajo.

Los vínculos entre poesía y música nunca han desaparecido de la conciencia colectiva en la mayoría de las culturas. Sin embargo, hay que reconocer que la recuperación y la revitalización de las tradiciones populares a través de las culturas juveniles, desde los años 50 del pasado siglo, ha contribuido a establecer la amplitud de la lírica en todas sus dimensiones.
No es extraño que la UNESCO haya incluido en el Patrimonio Inmaterial a culturas que integran el cante o el cante, la danza o el baile, la música instrumental o el toque: singularmente, el flamenco en Andalucía y España; el fado en Portugal; la pirekua en el pueblo purépecha del Norte de México.

a) Cantos de bodas y de amistad.

Al igual que hace miles de años, las bodas son escenario para la representación de la alegría colectiva y para las expresiones de la tradición que honran un acontecimiento crucial en la vida de los miembros de la comunidad.
Ejemplo: cantos llamados de Sanaa, en Yemen, a cargo de hombres, para celebrar o amenizar momentos cruciales de la vida social.


b) Cantos de trabajo.

Son abundantísimos. Valgan como ejemplos sublimes: el blues, si atendemos a sus orígenes, en la potente y variada cultura afroamericana; el martinete, uno de los palos genuinos del flamenco. 



c) Cantos femeninos: no solo temas o melodías "de mujeres".

En las tradiciones de la Península Ibérica, la lírica femenina se encuentra en el origen de la literatura popular: las jarchas y las cantigas de amigo. Son poemas breves que comunican las emociones de las mujeres jóvenes, se expresan individualmente y tienen por tema principal el amor y las consecuencias del "encierro" o la falta de libertad.
Sin embargo, en otras culturas, las mujeres son protagonistas, autoras y transmisoras de tradiciones narrativas o de rituales colectivos.
El hudhud es una tradición del pueblo ifugao, al norte de las islas Filipinas. Al ser una cultura matrilineal, es interpretado por mujeres, quienes introducen una salmodia a coro. Solía cantarse durante el trabajo en las terrazas de arrozal. 



d) Polifonía.

Aunque pueden encontrarse ejemplos en todas las culturas (coros, gospel), es notable la supervivencia de cantos polifónicos estremecedores en la región de los Balcanes (la isopolifonía albanesa y las ancianas Babi de Bulgaria), en la cultura georgiana del Cáucaso o entre los pigmeos aka centroafricanos.




e) Cantos religiosos o litúrgicos, individuales (monodia) o colectivos (polifonía).

Por ejemplo: el canto xoan en Vietnam, el canto de la Eshuva en Perú o el Canto de la Sibila en Mallorca, añadidos al Patrimonio Inmaterial, aunque no podemos olvidar otros muy cercanos como la saeta o el villancico.

2.2. Narración oral popular: del chamanismo al monólogo dramático.

Los llamados cuentacuentos se han dedicado a recuperar y a actualizar un amplísimo legado de narraciones de tradición oral, que se pueden encontrar en la mayoría de las culturas.
En su origen, los relatos narrados y escenificados por un actor o una actriz consistían en un ritual de la memoria y del mito, de la sanación o el diálogo con los dioses y la naturaleza viva, ejecutado por un agente sagrado: los/as chamanes, curanderos y sabias. Por ejemplo: los chamanes jaguares de Yuruparí (Colombia), el rito de la sabiduría de los Koredugaw (Malí). Hay narraciones míticas que solo pueden adivinarse en las pinturas rupestres desde el Paleolítico al Neolítico, a causa de la pérdida de sus tradiciones y sus marcos culturales; pero también hay otras que han podido recuperarse y leerse, gracias a la pervivencia de las lenguas originarias, en los códices mesoamericanos.
En un estadio intermedio se sitúan los narradores que escenifican monólogos, en que se sucede lo serio y lo cómico, las historias de actualidad, trágicas o ridículas, fragmentos de epopeyas heroicas, imitaciones o chistes. 
Sirvan de ejemplo, entre el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: los meddah turcos y los narradores de historias desde Irán (el naqqal, narrador dramático) hasta Marruecos (el espacio cultural de la Plaza Jema el-Fna en Marrakech), pasando por Egipto, muchos de ellos herederos o emparentados con los sabios sufíes. Hay que destacar el rol protagonista de las mujeres narradoras en Palestina: la hikaye, así como la crítica social de sus relatos desde la perspectiva femenina.  




2.3. Epopeya y poesía conmemorativa: ritos de autoafirmación colectiva.

a) Epopeya.

Es probable que recordemos la famosa hipótesis, aunque carezca de pruebas históricas, acerca de la existencia de un "mester de juglaría": un oficio reconocido y transmitido por los juglares que, se suponía, habían compuesto los poemas épicos en castellano. Lo cierto es que los romances se conservan gracias a la tradición oral que los transmitió durante siglos; a los letrados que los escribieron en el Siglo de Oro o en la época romántica (siglo XIX); y a la ciencia etnográfica, posteriormente.
Testimonios semejantes pueden encontrarse entre los moros de Mauritania (la epopeya T'Heyddin, interpretada por los griots, hombres o mujeres, con acompañamiento musical: timbales, laúd o arpa), los árabes egipcios (los intérpretes de la epopeya Hilali); los kirguises del Centro de Asia (los narradores épicos akyn); o bien, en el Lejano Oriente, la diversidad temática de los cantos épicos pansori de Corea, interpretados por hombres, mujeres o ambos a la vez, los cuales narran las virtudes de amantes tanto como de guerreros. 
La clasificación entre distintos géneros e incluso diferentes formas artísticas es arbitraria: dónde acaba la narración y empieza el teatro; cuál es la frontera entre la canción y la dramatización; entre el canto y el baile. Además, las tradiciones no permanecen estáticas ni estancas.
He aquí uno de muchos ejemplos de encuentro o fusión entre distintas culturas: los cantos pansori y el cante flamenco.



b) Danzas y discursos ceremoniales.

Los valores comunitarios se exaltan y se celebran por otros medios, como las danzas de la Conquista en México y Guatemala, donde el papel de "los moros" en las fiestas mediterráneas de moros y cristianos es ocupado por los españoles, quienes acaban siendo vencidos por los indígenas. 
Otro ejemplo: las danzas y los discursos cantados de Tonga, en la Polinesia, llamados Lakalaka, son compuestos y coreografiados por un punake, mujer u hombre.



2.4. Drama y máscara ritual: mímesis agonística entre varios personajes.

Las fronteras entre los géneros nunca han sido tajantes en ninguna cultura. El teatro europeo clásico o neoclásico es el resultado de la aplicación de unas normas estéticas, a su vez fruto de la interpretación parcial de la Poética de Aristóteles y otros autores del Renacimiento y el Siglo de las Luces.
Por el contrario, la representación dramática en las tradiciones populares es inseparable de los rituales colectivos. Ocurre en los ritos de iniciación de los adolescentes, en las fiestas cómicas o carnavalescas y en los rituales religiosos.

a) Rituales religiosos.

Los rituales de los pueblos originarios han sobrevivido a la Conquista de América, aunque fueran perseguidos ferozmente por los conquistadores con el pretexto de la cristianización. Se los llama "etnodramas" para distinguirlos de las formas heredadas del teatro occidental, europeo o criollo. Ya se ha incluido en el Patrimonio Inmaterial de la UNESCO: la fiesta de los muertos, que celebra el retorno anual de los difuntos al mundo de sus descendientes; así como el Rabinal Achí, una tradición maya guatemalteca que narra, por medio de danza, máscaras y música, la rebelión y la victoria de los Ranibaleb sobre los Kiché, sus antiguos dominadores.


Podrían citarse otras muchas celebraciones por todo el planeta. Sirvan dos ejemplos:
- uno de las culturas occidentales, como el Misteri o Misterio de Elche, en el que trescientos voluntarios, adultos y niños, escenifican por medio de cantos, desde la Edad Media, la Asunción de la Virgen María a los cielos.
- otro de las culturas hinduistas: los Ramlila, una impresionante fiesta colectiva en la que se representan distintos episodios del Ramayana o Ramacharitmanas. En la escena dramática, como en la epopeya escrita, se narra la lucha (teogonía) y el triunfo del dios Rama sobre sus enemigos.

b) Ritos de iniciación.

La iniciación de los adolescentes en la vida adulta se organiza por medio de rituales, durante los cuales se combinan distintas tradiciones, entre ellas la actuación de personajes míticos por medio de máscaras.
Ejemplo: la mascarada Makishi al final de la mukanda en Zambia; el Gule Wankulu en Malawi; el Kankurang entre las comunidades de etnia mandinga (Senegal y Gambia); en América, cumple una función similar la danza de la huaconada en los Andes peruanos.

c) Teatro cómico popular, asociado a los carnavales.

La crítica y la burla contra los más poderosos o contra quienes ejercen violencia en la comunidad se ha realizado por medio de la comedia. Ahora bien, no es la excepción, sino la norma, que se utilicen en el ritual cómico del "mundo al revés" tanto la música y los cantos, como la máscara y la representación de personajes.
Ejemplo: la tradición del teatro bailado Cocolo (República Dominicana), el Carnaval de Barranquilla (Colombia) o un largo etcétera.

d) Teatro de marionetas.

No es difícil darse cuenta de la relación directa o indirecta entre los nuevos géneros de la animación audiovisual y las antiguas tradiciones narrativas por medio de marionetas, sea en Europa o en USA, sea en Japón. La animación ha heredado de las marionetas, entre otros muchos rasgos, la figuración caricaturesca o heroica, la ambientación fantástica e imaginativa, la relación entre la secuencia representada, la tensión dramática y la música, la intervención del público en el relato, etc.
Ejemplos: el teatro de marionetas Bunraku, en Japón, combina la narración cantada, el acompañamiento instrumental y las marionetas; los muñecos de la Opera dei Puppi, en Sicilia, utilizan historias de la narración popular y la caballería medieval, escenas teatrales, cómicas o trágicas, sucesos y noticias recientes; las marionetas del Wayang en Indonesia son auténticas obras de arte, ya sea por la elaboración de los rasgos, tallados en madera, ya sea por el perfil de las figuras en el teatro de sombras. Ambas formas pueden reconocerse, similarmente, en el teatro de sombras chino. Sus personajes sirven para criticar situaciones contemporáneas y, además, para transmitir la memoria cultural.

2.5. Quizá lo más importante: cruce de géneros, encuentro entre clases sociales, relación intercultural y mezcla.

La relación entre pueblos distintos, a lo largo de la Historia, ha permitido que unos aprendamos de otros. Además, la comparación entre unas culturas y otras permite descubrir que todos somos humanos. Todas y todos cantamos para expresar amor, narramos para adquirir experiencia, ponemos en escena nuestros valores y los sometemos a crítica, si es que queremos aprender.





3) Los géneros literarios, clásicos y modernos.

3.1. El origen de los géneros literarios.

- ¿Cuál puede ser el origen de la literatura en diversas culturas?
- ¿Ha desaparecido la cultura oral después que surgiera la escritura o ha seguido influyendo en el desarrollo de la cultura escrita?

Sería maravilloso pensar que la escritura surgió para facilitar la memorización de aquellas palabras u obras que tenían especial relevancia para la comunidad: los géneros estéticos. En realidad, la escritura de los textos verbales o de los números cumplía una función económica y política: dejar constancia de las posesiones de los más ricos y los atributos de que presumían los más poderosos. Esas constantes pueden observarse tanto en Mesopotamia o en Creta y Micenas, como en las culturas china, hindú o maya.
Ahora bien, una vez que surgieron la técnica y el instrumento de la escritura, es cierto que fueron aprovechados para facilitar el registro y la repetición de los rituales (marcos culturales relevantes: liturgia religiosa, textos sagrados), así como, posteriormente, para la transmisión y la ejecución de los géneros estéticos.
Durante miles de años, solo una minoría pudo hacer uso de la escritura para crear e intercambiar textos en esa esfera social que hoy llamamos Literatura. Mientras tanto, los géneros estéticos siguieron viviendo, creándose y realizando en el registro oral de las lenguas, que todavía hoy es el único que engloba a todos y todas los hablantes.
Incluso se conserva memoria de la resistencia cultural del pueblo llano a que sus creaciones fueran expropiadas por la clase social dominante, que detentaba el dominio de la escritura. Es el caso del sabio y filósofo Sócrates, quien se quejaba de que las letras podían perjudicar el desempeño de la memoria y, sobre todo, pretendían sustituir a las personas vivas que pueden responder por lo que dicen y hacen, gracias al saber de su experiencia (Platón, Fedro, 274c y ss.).
Sin embargo, lo más común fue lo contrario: la clase letrada se reservaba el control de la escritura y se resistía a compartirlo con la mayoría del pueblo, del único modo en que era posible: la educación pública.
En consecuencia, los géneros literarios, propiamente dichos, se desarrollaron como medios de comunicación entre los privilegiados de la sociedad y, en algunas fases, como medios de dominación sobre la mayoría social, con el fin de legitimar a los poderosos y procurar el sometimiento de los desposeídos. Así ocurrió durante siglos con la literatura destinada a ser leída y representada en forma de espectáculo de masas, que tiene un valor histórico documental, pero ha perdido sus valores estéticos, si alguna vez los tuvo.
Las alabanzas y los panegíricos a monarcas, nobles y poderosos, junto con las crónicas y las representaciones de sus virtudes y sus victorias o la propaganda ideológica en defensa del esclavismo, el Antiguo Régimen, el capitalismo y los dictadores, podrían llenar miles de bibliotecas. Afortunadamente, no están en las nuestras.

3.2. Los géneros literarios que permanecen vivos.

- ¿Cuáles son los géneros que han persistido a lo largo de la Historia y que han germinado en la Edad Contemporánea, una vez que la alfabetización generalizada permitía que las obras se difundieran a través de la escritura a un público mayoritario?
Han subsistido precisamente aquellos géneros que estaban directamente enraizados en la oralidad de las culturas populares y las producciones que imitaban las formas de los géneros estéticos orales: - por medio de la oralización, dado que se escribían para ser leídos, cantados, narrados o representados en público;
- además, y sobre todo, porque podían interesar y emocionar a la audiencia, gracias a las formas propias de los géneros en las tradiciones orales, a los que aportaban nuevas estructuras, valores y posibilidades.
Aunque la gran literatura europea se remonta al Renacimiento y al Humanismo, de la mano de autores como Dante, Cervantes, Lope de Vega, Calderón o Shakespeare, lo cierto es que el grueso de nuestra Literatura y sus clásicos se producen, sobre todo, en la época contemporánea, a cuyo estudio vamos a dedicarnos durante este trimestre. Como veremos, el Romanticismo se preocupó por reconectar las tradiciones orales con las tradiciones literarias, con el propósito de crear "literaturas nacionales" en las lenguas comunes a distintos pueblos.
Escoge de entre la lista aquellos géneros que subsisten, porque tienen algo que aportar a nuestra vida y nuestro aprendizaje:

3.3. Esquema teórico de los géneros literarios.

1. El esquema del filósofo griego Platón (siglo V a. C.) distingue entre la mímesis o imitación (representación dramática de acciones) y la diégesis (la acción mediada por los relatos y los cantos). Sin embargo, el ideólogo Platón condena la mímesis (es decir, el teatro de su época) por ser engañosa, dado que los poetas dramáticos, admirados por el pueblo, no suelen conocer las esferas sociales que describen. No son filósofos ni dominan las técnicas.
2. Aristóteles (siglo IV a. C.), en su tratado sobre la poesía (Poética), describe sin prejuicios los dos géneros de la mímesis: tragedia y comedia, que imitan acciones humanas. También cita otros géneros: la epopeya, el ditirambo, etc., pero no los investiga. La Poética de Aristóteles tuvo una enorme influencia sobre el teatro europeo occidental, a partir del Renacimiento y, sobre todo, en el Neoclasicismo, porque los sabios la interpretaron como una ley que debía cumplirse: las "Reglas" racionales del teatro.
3) La distinción triádica moderna, inventada por Schelling y la dialéctica de Hegel a principios del siglo XIX, reduce la variedad de los géneros (discursivos) literarios a tres: poesía lírica, poesía épica y poesía dramática.

3.4. Un esquema incompleto o abierto: los géneros históricos.

Por medio de la triada de géneros, los filósofos modernos pretendían construir un sistema que simplificara la realidad e identificase lo más universal y común en la enorme diversidad de formas existentes.
Sin embargo, dejaron fuera de foco alguno de los grandes géneros de la tradición oral y restaron importancia a otros géneros inventados por la Literatura, a lo largo de dos milenios, desde la época helenística hasta el siglo XVIII.

a) Narrativa oral y novela.

- La narrativa oral, hoy transformada en cuentacuentos y monólogos cómicos, se distingue por su ejecución individual, entre otros muchos rasgos, con respecto al teatro; pero tampoco puede confundirse con la epopeya y la poesía conmemorativa, aun cuando tome y difunda motivos e historias de la memoria colectiva. 
En muchos sentidos, cabe afirmar que la ficción narrativa tradicional, coleccionada y transformada, como es el caso demostrable del Decamerón o la Vida del Lazarillo de Tormes, es la semilla de la que brotó el gran género de la Literatura Contemporánea:
- La novela. Aunque sus raíces sean orales y populares, nace en el ámbito de la Literatura para consumo de los habitantes alfabetizados, letrados, de las ciudades; es decir, la burguesía, quienes se habían formado en la capacidad de leer y de escribir textos, aun sin pertenecer a la clase dominante en el esclavismo, ni en el feudalismo. De hecho, fue el género preferido por el público femenino, a diferencia de las historias épicas y violentas.
Aunque se asienta sobre grandes precedentes a lo largo de siglos: la novela griega y bizantina, las colecciones medievales de relatos y de novelas cortas, la obra de Cervantes o los autores anglosajones del siglo XVIII (Daniel Defoe, Jonathan Swift), lo cierto es que su explosión se produjo a partir del siglo XIX. El auge de la novela contemporánea está unido al desarrollo del periodismo, con el que compartió los mismos medios de difusión durante mucho tiempo: el "folletín" o anexo a la prensa diaria. No es casual que muchos novelistas fueran y sean, además, periodistas profesionales, bien en los géneros informativos (reporteros), bien en los géneros de opinión (articulistas).

b) Poesía lírica cantada y recitada.

La poesía escrita con independencia de la música tenía un carácter filosófico y sapiencial en la literatura griega, cuando fue cultivada por los sabios anteriores a Sócrates o presocráticos. La poesía lírica sin acompañamiento musical (sin "lira") comenzó a cultivarse en la literatura latina, aunque imitase los mismos temas (emotivos, amorosos) y las formas de la poesía lírica griega.
En el origen de las literaturas europeas, la creación poética individual volvió a asociarse con la música a través de los trovadores y los cancioneros medievales y renacentistas. El "nuevo estilo" (dolce stil nuovo) inaugurado por Dante y la imitación de los poetas grecolatinos en las lenguas modernas provocó otra vez la separación entre ambas.
Sin embargo, siempre hubo autores cultos que escribieron cantos o canciones en distintos géneros: romance, villancico, madrigal, seguidilla, etc. Desde el arte de la música, los compositores utilizaron poemas para imitar melodías (p. ej. los romances todavía vivos en el Renacimiento) o para crearlas, hasta el punto que muchos autores imaginaron o inventaron la música que podría haber acompañado a los poemas líricos griegos y romanos. Los cantautores contemporáneos han puesto música a la poesía, con el fin de divulgar a grandes poetas como Antonio Machado o Miguel Hernández.
Por fin, las culturas juveniles (pop, rock, bossa nova, nuevos flamencos), y la llamada world music o música intercultural, han puesto la balanza del lado de la canción (estrófica, con estribillo) y, en general el canto por encima de la poesía escrita. El público, sea cual sea su origen social o cultural, del género lírico musical es incomparablemente superior al que separa y aisla la poesía escrita como un género para unos pocos iniciados.
En realidad, como es obvio, cualquier poema está dotado de una estructura musical, gracias a la rima, el ritmo y la entonación, y puede convertirse en música.
- Así pues, ¿qué opináis? ¿Debería conservarse la idea teórica de un solo género: la Lírica, en el que se incluyan tanto la poesía cantada y las canciones, como la poesía escrita para ser leída o recitada?


Véanse más detalles en "Los géneros, formas de la vida humana", Aprendices y lectores, 2010, pp. 90-103.


4) El aprendizaje a través de los géneros y los géneros del aprendizaje.

4.1. El origen del canon literario.

No todo lo que se ha escrito debe ser enseñado en la educación pública. Tampoco es posible: nuestro tiempo y nuestra atención tienen límites.
- ¿Qué autores y qué obras deberían incluirse en el llamado "canon literario"? 
- ¿Quiénes deciden acerca del canon?
Sería cómodo contestar diciendo que la crítica literaria y los historiadores de la Literatura se han pasado siglos leyendo e investigando para ayudarnos a decidir. Lo cierto es que deciden por nosotras y nosotros, de acuerdo con valores que, al pasar el tiempo, ya no compartimos o solo parcialmente. Veamos algunos ejemplos.
Las mujeres han sido excluidas del canon de forma sistemática, aun cuando sus obras tuvieran un valor estético comparable o superior al de los varones. Todavía se lee a Garcilaso o a Quevedo, pero menos a Juana Inés de la Cruz o a Teresa de Jesús; se recuerda más a Galdós que a Emilia Pardo Bazán; apenas se nombra a María Zambrano o a Concha Méndez, en comparación con Lorca o Alberti.
Las autoras y los autores en otras lenguas hispánicas, como el catalán, el gallego o el euskera, aun cuando ellos mismos u otros hubieran traducido sus obras al castellano, no se incluyen en "nuestro" canon nacional. En consecuencia, se habla y se conoce poco la obra de los trovadores, más antigua que el Poema del Mío Cid; no se lee en las escuelas estatales a Ausias March ni el Tirant lo Blanch, anteriores a Garcilaso o al Quijote; se dedica alguna calle a Rosalía de Castro, pero se desconocen sus obras, tan valiosas como las de Bécquer.
De similar modo, el estudio de la Literatura Española podría y debería comenzar por la escritura en otras lenguas anteriores al castellano: el hispanoárabe o el hebreo de Al-Ándalus. Se ignora la poesía de Ibn Zaydún, un romántico mil años antes del Romanticismo; tanto como la poesía mística de Ibn Arabí. Apenas se hace referencia a la tradición oral, conservada y recuperada, de la canción sefardí en "ladino" o castellano antiguo.
En el estudio de la Literatura Contemporánea vamos a intentar que el canon habitual se enriquezca con algunas autoras y algunas obras que no suelen tenerse en cuenta. Por ejemplo, las obras de los autores exiliados, como el sevillano Jose María Blanco White o la malagueña María Zambrano.
De hecho, mis exposiciones en clase, además de las vuestras, se van a centrar en dos temas extracanónicos:
1. Los personajes femeninos en la novela española a lo largo de dos siglos: desde las heroínas suicidas o sometidas por un destino fatal (Realismo y Romanticismo) a las mujeres que desafían al patriarcado y cambian su destino (novela de posguerra y novela actual).
2. La experiencia del exilio y el regreso en las Literaturas Hispánicas, incluyendo a los autores hispanoamericanos.

4.2. La singularidad de las obras contemporáneas: cruce de memorias y formas, vidas narradas.

En realidad, el único canon que merece credibilidad es el que se basa en la calidad de las obras: su capacidad para emocionarnos y para convertirnos en aprendices de Humanidad por su medio en nuestra propia época.
Aun cuando los géneros estéticos sean capaces de atraer la atención y emocionar a un grupo, no todas las obras tienen el mismo valor. Las obras más valiosas: nuestros "clásicos", antiguos o modernos, no son aquellas que comunican el máximo de poder, de dinero o de violencia, sino las que implican e incluyen a seres humanos de diversas culturas, más allá de las fronteras entre las clases sociales y entre las etnias; a mujeres y a varones, por encima de los prejuicios patriarcales; a personas de distintas generaciones en un mundo de la vida común.
Las revoluciones políticas y económicas en la Edad Contemporánea han utilizado la Literatura como medio de propaganda coyuntural. Pero también han dado lugar a obras literarias que trascienden su época y abren el mundo cerrado por las ideologías y las injusticias.
Esas son las obras que vale la pena leer, porque nos transforman.


4.3. Los géneros del aprendizaje.

En pocas palabras: todos.
Todas las obras antiguas y modernas que hemos llamado "clásicos" tienen una forma estética compleja y abierta que nos incita a aprender por su medio. Sus autoras y autores han previsto esa posibilidad: el diálogo de la obra con un aprendiz o aprendiza virtual, que se convierte en real a través de la lectura.
Las grandes obras no tienen una estructura cerrada, ni por su ideología ni por su trama. No pretenden instruirnos sobre una doctrina, sino que nos hacen capaces de participar en un mundo ficticio como protagonistas, a través de la identificación, la empatía, el distanciamiento y la catarsis cómica o trágica con el sujeto representado, sea cual sea su género sexual o su adscripción social.
Este era el fin: abierto a vuestro aprendizaje.

Acerca del aprendiz virtual en el diálogo con las obras literarias, Aprendices y lectores: el desarrollo humano a través de la literatura, 2010.

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